Croquetas de calabacín
Definitivamente tengo que aprender a hacer mejor la compra. El otro día leí que lo que diferencia a un cocinero de verdad de uno de chichinabo (entre los que me incluyo) es que el primero cocina en función de lo que compra y no al contrario. Esta especie de mea culpa viene principalmente porque durante estas fiestas compré calabacines, casi en las antípodas de su temporada, ya que es una verdura veraniega cuyo apogeo se da en las últimas semanas de agosto.
La verdad es que los vi tan verdes y tan brillantes, con una forma tan perfecta (sin connotaciones freudianas, no seáis suspicaces) que los compré sin pensar que podían ser puro plástico. Un poco de eso debía haber porque al final no los utilicé para la comida de ese sábado y duraron un montón en la nevera esperando su oportunidad. Espero que me lo perdonéis como un error de novato.
El caso es que finalmente su oportunidad les llegó a los calabacines en forma de croqueta. Estábamos comentando mi señora madre y yo la vieja costumbre de hacer croquetas con las sobras del cocido de Navidad y nos dimos cuenta de que llevábamos sin comernos una croqueta hecha en casa desde la última vez que consultamos el teletexto, poco más o menos.
Algo debió despertar esa conversación, porque mi madre (mucho más sabia y mejor cocinera que yo) hizo unas fabulosas croquetas de bacalao y yo rebusqué en la nevera y en la red para estrenarme en el mundo croquetil, y de nuevo aquellos viejos calabacines plastificados se cruzaron en mi vida.
Aquí tenéis la receta:
Ingredientes (una docenita o algo más, según tamaño):
- Un calabacín grande o dos pequeños (unos 400 gr).
- Media cebolla
- 60 gr de harina
- 300 ml de leche
- 1 huevo
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal
- Pan rallado
Preparación:
1. Pon música. Pica la cebolla. Ponla a pochar en una sartén con un chorro generoso de aceite.
2. Trocea el calabacín en dados y añádelo a la sartén cuando la cebolla esté transparente. Sala ligeramente.
3. Pocha a fuego lento removiendo de vez en cuando hasta que esté todo bien hecho (unos 25 min) y los calabacines hayan perdido el agua que habrán ido soltado.
4. Pon la leche en un tazón y caliéntala en el microondas unos dos minutos.
5. Añade la harina (tamízala para más seguridad) y da unas vueltas hasta que se dore ligeramente.
6. Agrega la leche caliente y remueve hasta formar una pasta homogénea que se despegue con facilidad de las paredes de la sartén.
7. Coloca la pasta en una fuente honda, tápala con papel film y deja que se enfríe completamente. Una vez bien fría, incluso de la nevera, incluso a la mañana siguiente, forma las croquetas en forma de pequeños cilindros.
8. Prepara un cuenco con huevo batido, uno con pan rallado y un plato con papel absorbente.
9. Pasa cada croqueta sucesivamente por huevo y pan rallado.
10. Fríelas de una en una o como mucho de dos en dos en una sartén pequeña con abundante aceite muy caliente. Déjalas en el papel para que pierdan el exceso de aceite.
Fuente: http://pepesirvent.blogspot.com.es