Las emociones, junto con los pensamientos, los sueños, las ilusiones, las expectativas, los conocimientos y las experiencias influyen profundamente en nuestras vidas. Aprender a gestionarlas puede ayudarnos a reinventar nuestra existencia.
Por eso, Mercè Conangla y Jaume Soler, expertos en psicología humanista y gestión emocional, acaban de publicar este libro. Hablamos con la psicóloga Mercè que nos explica qué es la ecología emocional, su aplicación práctica en el día a día y el aprendizaje de los principios básicos de la sostenibilidad emocional en la vida cotidiana.
GEO- ¿Nos podrían explicar qué significa ecología emocional?
Este concepto lo creamos Jaume Soler y yo el año 2002. La ecología emocional es el arte de gestionar nuestros afectos (emociones y sentimientos) canalizando creativamente su energía para construir una vida más armónica y sostenible. Es un trabajo en equipo mente-emoción.
El concepto “eco” hace referencia a la importancia de que ambas vertientes trabajen integradas para que nos muevan a efectuar acciones de mejora en nuestra persona y en los sistemas humanos y sociales en los que estamos inmersos. Incluye dos valores esenciales: la responsabilidad y la conciencia del impacto emocional global.
GEO- ¿Nos podrían explicar los principios básicos de la ecología emocional?
Formamos parte de un ecosistema físico, que es el resultado de la interacción de todos los sistemas mentales y emocionales que lo constituyen.
Dado que la ecología emocional nace con voluntad de aplicarse debe nutrirse de principios basados en valores éticos que nos orienten hacia el bien individual y social al mismo tiempo. Estos son los principios de la ecología emocional generales que la nutren:
1. Principio de unicidad: Nuestro gran error ha sido creer que pueda haber una humanidad ajena y desconectada del resto de seres vivos y de la naturaleza. No podríamos existir solos prescindiendo de los demás.
2. Principio de realidad: La realidad no es como nosotros deseamos que sea: es como es. El cambio se produce tan sólo cuando tomamos conciencia y aceptamos este principio aplicándolo a la situación presente.
3. Principio de libertad: «Libertad es la diferencia entre dos monosílabos: SÍ y NO», —dijo Octavio Paz. Todo lo que ocurre en nuestra vida comienza con una decisión ante diversas opciones, y para elegir adaptativamente debemos poner en juego nuestra capacidad de discernimiento y otorgar a cada una el valor moral y emocional que le corresponda.
4. Principio de responsabilidad: Responsabilidad supone dar respuestas adecuadas a los retos individuales y colectivos que nos plantea la existencia. La propuesta de la ecología emocional es asumir la responsabilidad al 100% en lo que se refiere a lo que depende de nosotros y podemos controlar.
5. Principio de respeto: Respetarse a uno mismo para poder respetar a los demás. Respetar lo que merece ser respetado, adoptando las distancias adecuadas sin invadir territorios ajenos. Respetar la diferencia del otro, sin vivirlo como una amenaza a la propia existencia.
6. Principio de prevención: La gestión emocional debe basarse en el principio de prevención. Se trata de aplicar la prudencia, el “providere”, la visión anticipada, a las situaciones que vivimos a fin de que nuestra conducta se oriente a crear y nos aporte bienestar.
7. Principio de sostenibilidad: La sostenibilidad emocional comporta un uso equilibrado de nuestra energía permitiendo un flujo generoso de ideas, emociones, experiencias, conocimientos y vivencias y manteniendo relaciones basadas en la solidaridad y reciprocidad.
8. Principio de crecimiento paralelo: El equilibrio o desequilibrio interno se ve reflejado en las relaciones que mantenemos con nuestro entorno. Quien se relaciona bien consigo mismo también tiene la capacidad de hacerlo con los demás, y viceversa.
9. Principio de coherencia: En la coherencia reside nuestra verdad. ¿Cuántas veces pensamos de una forma, sentimos de otra y acabamos haciendo algo que no se corresponde ni a lo pensado ni a lo sentido?
Cuanta más coherencia haya entre nuestro pensar, nuestro sentir y nuestras acciones, tanto más equilibrio, bienestar y libertad gozaremos.
10. Principio de acción: El principio de la acción nos anima a actuar en coherencia con nuestros valores personales. Nos reta: «Si no lo haces, no lo exijas y no lo prediques; si no lo haces y crees que deberías hacerlo, acabarás viviendo en conflicto.» Nuestras acciones nos definen.
11. Principio de conservación: la conservación es una estrategia unas mil veces más barata que la regeneración. Es importante tener en cuenta este principio en la gestión de nuestros afectos y relaciones.
Antes de decidir eliminar algo o permitir su destrucción es necesario reflexionar sobre su valor. No debemos confundir “conservación” con la protección pasiva: el ‘dejar las cosas en paz’.
Así no se preserva el estado existente de un espacio natural ni emocional como no se preserva un jardín. Todo fluye, algunas especies ganan, otras pierden, nacen, crecen, decaen, invaden, se imponen o son apartadas. Para conservar y preservar es preciso controlar activamente.
GEO- ¿Y cuáles son los principios para la gestión emocionalmente ecológica de nuestras relaciones?
Mercè Conangla y Jaume Soler, expertos en psicología humanista y gestión emocional
1- Principio de la autonomía personal: Ayúdate a ti mismo y los demás te ayudarán.
2- Principio de la prevención de dependencias: No hagas por los demás aquello que ellos pueden hacer por sí mismos.
3- Principio del boomerang: Todo lo que haces a los demás, también te lo haces a ti mismo.
4-Principio del reconocimiento de la individualidad y la diferencia: No hagas a los demás aquello que quieres para ti, pueden tener gustos diferentes.
5- Principio de la moralidad natural: No hagas a los demás aquello que no quieres que te hagan a ti.
6- Principio de la autoaplicación previa: No podrás hacer ni dar a los demás aquello que no eres capaz de hacer ni darte a ti mismo.
7- Principio de la limpieza relacional: Tenemos el deber de hacer limpieza de las relaciones que son ficticias, insanas y no nos dejan crecer como personas
GEO- ¿Consiste en vincular alma y cuerpo? ¿Cómo se consigue “la unificación”?
Los pescadores de la costa colombiana, gente sencilla y sabia, han inventado la palabra «sentipensante» para definir el «lenguaje que dice la verdad». En la coherencia reside nuestra verdad.
¿Cuántas veces pensamos de una forma, sentimos de otra y acabamos haciendo algo que no se corresponde ni a lo pensado ni a lo sentido?
En ecología emocional trabajamos con el eje mente-emoción-acción para conseguir equilibrio y bienestar emocional. Esta es la base que permite iniciar un camino espiritual.
Sólo si nos “unificamos” por dentro eliminando nuestras fracturas internas, podremos sentirnos parte de una red humana y natural interrelacionada.
GEO- ¿Cómo influye el entorno al individuo?
La ecología emocional plantea que, en buena parte, nuestro desarrollo está también influido por nuestro entorno. Estamos condicionados – aunque no predeterminados – por los espacios físicos y emocionales donde crecemos, por las energías y los intangibles que intercambiamos, por los vínculos que construimos y todo ello genera un clima emocional que nos afecta.
Por este motivo plantea acciones sincrónicas de mejora del mundo interior y de mejora de las condiciones ecosistémicas. La ecología emocional ofrece un marco global, a la vez que estrategias prácticas para la mejora individual, útil para incluir, ordenar y entrelazar muchas miradas y teorías que se han formulado desde diferentes disciplinas.
En este macroplanteamiento ecosistémico, cada una de ellas puede hallar su lugar y, manteniendo su individualidad, entrelazarse y complementarse en forma de red.
Así, el planteamiento base de la inteligencia emocional está incorporado, como también lo están aportaciones de procedentes de otras visiones y tradiciones filosóficas, psicológicas y científicas.
Fuente: http://www.mundo-geo.es/green-living/que-es-la-ecologia-emocional