Kintsukuroi, o la técnica de dar belleza a los objetos “heridos”

El Kintsukuroi es una palabra japonesa que significa “carpintería en oro”

El Kintsukuroi es una práctica extendida en el país nipón ya desde la era Shogun, en el siglo XV, y tiene como sencilla finalidad, reparar cualquier rotura, brecha o grieta en los objetos de cerámica mediante una resina a base de oro o plata.

Una técnica artística no exenta de gran belleza, y de un tipo de filosofía implícita de la que todos deberíamos tomar ejemplo: nuestras heridas, nuestras grietas, pérdidas o errores, son parte de nuestra historia.

Es lo que somos y lo que debemos integrar para aparentar mayor valentía. Mayor fuerza.

Kintsukuroi, o el arte de dar belleza a las roturas

Seguro que tú mismo, has recurrido en más de una ocasión al clásico pegamento instantáneo cuando se te ha roto algún objeto.

Colocamos la mezcla “mágica” y las piezas quedan unidas como si nada hubiera ocurrido. Todo vuelve a su equilibrio.

Si lo pensamos durante un momento, también nosotros hacemos lo mismo a lo largo de nuestra vida. Una ruptura afectiva, una desilusión, un fracaso, un error… Todo ello son fracturas internas que en ocasiones, rompen un poco nuestra alma, nuestro corazón, nuestra mente.

Y sin embargo, nos esforzamos en aparentar resistencia como si nada hubiera ocurrido. Giramos el rostro, apretamos los dientes e intentamos caminar de nuevo. Sin embargo, la herida sigue ahí.

Para los japoneses, las roturas forman parte de la historia de los objetos. También de las personas.

Y por ello, al menos en lo que respecta a la porcelana, se procede a reparar esas heridas dotándolas de belleza y hermosura en lugar de ocultarlas. ¿Por qué esconder esa fisura si es lo que hace único a ese objeto en sí?

El Kintsukuroi es a día de hoy una técnica muy apreciada.

Sus raíces se hunden en la época Shogun, cuando un hombre llamado Ashikaga Yoshimasa envió a China dos de sus preciados tazones favoritos de porcelana para que los repararan.

Cuando se los devolvieron, éstos mostraban una especie de feos empastes que los hacían aún más desagradables a la vista.

¿Qué hizo entonces el señor Yoshimasa si deseaba por encima de todo seguir tomando el té en sus tazas favoritas? Llamó a dos artesanos japoneses expertos en cerámica.

En vista de que a su propietario no le importaba en absoluto que las tazas estuvieran rotas, y que las seguía adorando por su función, decidieron sellar sus roturas en oro.

Aquello, ofreció si cabe un valor mayor a esas dos piezas exquisitas para el señor Yoshimasa. Le encantó.

Y fue todo un éxito artístico y cultural

Tanto es así que hay quien dice que la cerámica reparada a base del Kintsukuroi, tiene si cabe una apreciación mayor, y su precio, puede ser aún más elevado.

De hecho, suele afirmarse que una cerámica reparada con esta técnica nunca vuelve a romperse. Su fortaleza es infinita.

Algo que sin lugar a dudas nos hace pensar y nos recuerda sobre todo la necesidad de ser resilientes.

Es decir, aprender de la adversidad, de nuestros errores, nuestras pérdidas y visicitudes. Es vida vivida al fin y al cabo, la nuestra. Y es eso lo que nos hace únicos.

Por Valeria Sabater

Fuente: https://supercurioso.com/kintsukuroi-o-la-tecnica-de-dar-belleza-a-los-objetos-heridos/

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